Rowina: Diosa Inneé, bienvenida. Es justo el momento de que salgas a la luz con tu propia voz y fuerzas ya recuperadas, ocupando el lugar que te corresponde.
Estás custodiada en la Cueva Sagrada de la Comunidad del Amor Viviente de Telos. Es desde Telos que renace la Nueva Lemuria.
Bienvenida, habla lo que desees, esta vez tu voz será escuchada.
(Sugerimos leer previamente este mensaje de Adama relacionado con la Nueva Lemuria y con la esencia del Amor Viviente que encarnaba la Diosa Inneé en la Antigua Lemuria:
http://voz-del-amor-9.blogspot.com/2010/09/adama-y-la-nueva-lemuria.html)
Diosa Inneé: Gracias, Rowina, y gracias también a ti, Adama, por darme el lugar y haber hecho el preámbulo de mi presentación; no me has nombrado directamente, pero me has honrado en el sentir de tus palabras.
Muchos de ustedes que caminan por la superficie terrestre, caminaron también por la superficie de este gran continente, honrando al amor de la Madre Divina , que sigo custodiando en cada pulso de la Madre.
Soy quien tiene las memorias completas de la vida humana en
En la Vieja Lemuria yo era venerada, custodiada y amada profundamente por custodiar justamente la esencia que hizo grande a Lemuria. La esencia que hoy está retornando: EL AMOR VIVIENTE.
Hay un ser prodigioso que simboliza mi presencia y mi existencia, que es el Sagrado Árbol Materno de Lemuria; el árbol púrpura, magnífico, que está echando nuevos brotes, aún en lo profundo del océano donde yace el continente, que con el amor y el anhelo de cada uno de ustedes –hijos de la Madre Única- lo están trayendo nuevamente a la superficie. Están conformando a Nueva Lemuria.
Lo están haciendo todos. Los hermanos de las Naciones Estelares, los hermanos de
Este Sentir Profundo guía el derrotero, el camino, de todos sus hijos, y aunado con la energía masculina –que le da movimiento y acción- conforman una danza magnífica de sentir y hacer, que está trayendo nuevamente a la Nueva Lemuria, a la Cultura de la Divina Madre , a la Voz del Amor a la conciencia de la Tierra.
Bienvenidos sean cada una y cada uno de ustedes que pulsa el pulso de su corazón, que anhela encontrarse prontamente en ese reino magnífico de la Nueva Lemuria. Reino que cada uno de ustedes está ayudando a construir, a sostener, a embeber en el más exquisito amor que nadie ha vivenciado hasta ahora.
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